En el reciente congreso de móviles (MWC) celebrado en Barcelona, se pesentaron, más que ningún año, equipos denominados rugerizados. Son equipos todoterreno, resistentes a golpes, caidas, suciedad, agua, temperaturas extremas, vibraciones y en general entornos duros como puede ser el entorno marino. Y cada vez tienen más éxito. Son usados no sólo para trabajos en entornos profesionales duros, sino para el uso diario habitual, o en nuestro caso, para los que llevamos el móvil a bordo.

A todos se nos ha caido alguna vez el móvil al suelo, y en muchos casos la pantalla se ha roto, como mal menor. Y a los navegantes se nos ha mojado, se nos ha caido al mar, al dingui al embarcar en un fondeo, o simplemente en una escorada ha resbalado y aparece en el suelo.

Los smartphones son equipos cada vez más precisos, con más prestaciones, y a la vez más delgados y delicados, y por supuesto más caros. ¿No sufrimos cuando llevamos a bordo un móvil de mil euros? O aunque sea de menos.

Lo que acabamos haciendo es comprar fundas resistentes, protectores de pantalla, protectores de agua para el verano … hasta convertirlo de forma artificial en un móvil rugerizado. ¿No es mejor comprar ya directamente un móvil rugerizado de verdad?

Los móviles “resistentes a todo” son cada vez más habituales, como principal equipo del dia a dia o como segundo móvil. En mi caso tengo dos móviles, ambos con el mismo número, con un duplicado de tarjeta que me proporciona el operador. En condiciones de trabajo normal llevo el móvil principal, más ligero, más delicado. Pero los fines de semana, o cuando salgo a hacer deporte o a navegar, apago el iPhone y me llevo el móvil Caterpillar, a prueba de todo, de caidas, de golpes, de agua, de tierra, de pisadas … indestructible, y me da igual si se me cae, si lo golpeo o si lo piso. Y tengo todas las funciones, llamadas, correo, whatsapp, localización … nada que envidiar al iPhone.

Publicado en el número 43 de la revista NAUTICA & YATES Magazine

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