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El diario de a bordo, también llamado Cuaderno de Bitácora, es ese libro que nos compramos cuando adquirimos una embarcación con el compromiso de registrar toda información importante en la vida del barco. Las singladuras, eventos, anécdotas y datos que con los años agradeceremos tener anotados, ya sea por nostalgia o por la ayuda que esa información nos puede dar en algún momento. Pero ese libro que inicialmente está siempre abierto en la mesa de cartas acaba abandonado en la librería del barco, como un libro más, con el mismo olvido que los derroteros antiguos. En su interior apenas tiene las notas e ilusiones de las primeras singladuras, los primeros puertos y fondeos. Luego cae en el olvido, en la pereza, comenzamos a abandonarlo y ya no contamos con él. Y ahí se queda, escondido entre derroteros antiguos y libros que sólo sirven de adorno.

Al no utilizar cartas y el compás, también nos hemos olvidado de usar el lápiz, y por tanto ya no escribimos nada. No hay historia, ni anécdotas, ni información de las calas fondeadas, datos de puertos, registros de mantenimiento, ni tampoco anotamos por donde desembarcamos a tierra con el dingui para que al cabo de unos años no rocemos con el fueraborda con la misma roca.

Es una pena, no sólo por lo tradicional de este recurso, sino por la información que nos perdemos al no registrar toda la información que con los años nos ayudará en muchas situaciones, y si no es el caso, nos llenará de buenos recuerdos.

No hay vacuna para este cambio, es un mal general. Son muy pocos los nostálgicos que siguen con las cartas de papel y el diario abierto en la mesa de cartas. Todo tiene una explicación que lo excusa. La tecnología ha superado a las cartas de papel, ofreciendo, como hemos aprendido en anteriores entregas, muchas ventajas respecto a los métodos tradicionales. Pero eso no quita que de vez en cuando desempolvemos las cartas y desatasquemos el compás. Ya no digo el sextante, eso quizás es pasarse, pero las cartas y el compás deberían ser de obligado uso por lo menos una vez al año. Como nos quedemos sin señal de GPS tendremos un disgusto, y lo digo por experiencia propia. El GPS se desactiva y desajusta a conveniencia de las grandes potencias, y no sería la primera vez que nos podemos encontrar en una travesía con “GPS NOT FOUND”. Vete a buscar las cartas y el compás. Y échale prisas para situarte en noche cerrada, con fuerza 5, y partiendo de la última señal recibida del GPS.

Lo del diario de a bordo ya es otro tema, y es lo que los concierne en esta entrega. Si para las cartas tenemos la “excusa” de la mejora obtenida con las Nuevas Tecnologías, he de decir que con el diario de a bordo nos va a pasar lo mismo. Las ventajas que nos ofrecen estos avances nos van a facilitar tener un cuaderno de bitácora con mucha más información de la que podríamos disponer hace unos años.

La clave está en cambiar la forma de registrar los datos y dejar que sea el barco y sus componentes quien registre la historia por nosotros. Volvemos al concepto de “Internet of Things” (Internet de las cosas) del que tanto insisto. Las “cosas” van a escribir la historia por nosotros. Nos van a dar toda la información que necesitamos para crear un Diario de a bordo con datos que “a mano” es imposible registrar.

Publicado en el número 24 de la revista NAUTICA & YATES Magazine

N&Y-INFORMATICA A BORDO – Cap 77 – DIARIO DE A BORDO

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